domingo, 1 de diciembre de 2013

A ciegas

Andamos a ciegas, sin tocar las paredes ni los pomos de las puertas, es por eso que no encontramos más que obstáculos. No pisamos el suelo, nos arrastramos, y así, tropezamos con cada irregularidad. Dormimos cronometrados, y consecuentemente limitamos el alcance de nuestros sueños con cada ‘’la alarma sonará en…’’ Nos pasamos el día introduciendo contraseñas para salvaguardar nuestra privacidad, mientras descuidamos nuestra intimidad. Gastaremos en Navidad los ahorros en un bonito jersey, mientras desearemos que alguien nos lo arranque de la piel. Nos pondremos melancólicos cuando nieve, cuando llueva...y cuando haga Sol nos quejaremos de seguir en casa.


Yo, si quieres, te propongo andar a ciegas, pero porque todo lo que te hará feliz estará de puertas para dentro. No tocaremos las paredes ni los pomos, porque todo estará abierto, para que veas que por lejos que esté, puedes seguir viéndome. El suelo, ni pisarlo ni arrastrarnos, porque el protagonista va a estar un metros por encima. Dormir y soñar serán antónimos; te reto a soñar con los ojos abiertos. Olvídate de contraseñas, y empieza a hablarme con señas mientras nos reímos. ¿El despertador? El Sol sale todos los días, de eso no me ocuparé yo. La Navidad, así como el verano o tu cumpleaños serán un estado mental, te dejo escoger que días quieres que lo celebremos. La melancolía seguirá, pues estaremos mucho tiempo fuera de casa, viajando sin parar, a cambio, prometo arrancarte el jersey siempre que me lo pidas.

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